UN SINDICALISMO AL SERVICIO DE LAS PERSONAS

UN SINDICALISMO AL SERVICIO DE LAS PERSONAS

La Sección sindical de UGT SECURITAS CATALUNYA, representa en la actualidad el órgano sindical más representativo en la empresa tanto en Catalunya como en el ámbito nacional. esta representación viene dada por la confianza puesta en nuestros representantes por un numero importante de trabajadores y trabajadoras, un colectivo de personas que han hecho de esta profesión la forma de vida individual y colectiva tanto propia como de sus respectivas familias. Personas que quieren este sector y quieren esta profesión. que a su vez, quieren ser representados sindicalmente desde el rigor y la seriedad que exigen y esperan de sus representantes sindicales, lejos de demagogias y lejos de situaciones de desprestigio entre siglas sindicales pero de ningún tipo de solución a los problemas cotidianos del día a día. Personas que pertenecen a un sindicato como UGT CATALUNYA con mas de 120.000 delegados y delegadas en las empresas, un sindicato como UGT CATALUNYA con mas de cien años de experiencia sindical, que incide directamente sobre problemas sociales, laborales y económicos en nuestro país. Que se esfuerza diariamente en mejorar las condiciones de nuestra sociedad, que implementa condiciones de igualdad para el conjunto de trabajadores y trabajadoras, que participa sin engaños en las mesas negociadoras de todos los convenios, que escucha y hace participes a todos los afiliados y afiliadas sin distinción, de sus decisiones. Este es el objetivo primordial de todos los delegados y delegadas de UGT SECURITAS CATALUNYA, realizar un sindicalismo participativo encaminado a servir y no servirse, un sindicalismo sin engaños basado en la alta profesionalidad de los representantes sindicales para abordar con garantías y seriedad los problemas que se plantean tanto en la empresa como en el sector, un sindicalismo de cercanía con canales de comunicación abiertos con la totalidad de la plantilla, escuchando sus problemas y facilitando la mejor solución posible. Representantes sindicales de UGT SECURITAS CATALUNYA que además de escuchar vuestros problemas ocupan cargos de responsabilidad dentro de UGT CATALUNYA, significando un importante nexo de unión sindical entre el Sindicato y los problemas que puedan derivarse en la empresa. En definitiva un estilo sindical donde lo mas importante son las personas, todas aquellas personas que pertenecen directa o indirectamente a UGT, personas que por su trabajo y dedicación merecen ser atendidas en la mejor forma posible por sus representantes sindicales. Esto es lo que mueve y seguirá moviendo a los representantes de UGT SECURITAS en Catalunya el servicio a las personas, desde elementos de actuación sindical capaces de resolver problemas, capaces de asesorar con calidad para bien o para mal pero desde un asesoramiento serio capaz de solucionar problemas y no crear problemas donde no existen. Un estilo sindical con garantías y de calidad. Si ya formas parte de UGT saludarte nuevamente desde estas líneas y esperar seguir contando con tu participación directa o indirecta pero ampliamente efectiva, si todavía no formas parte de UGT animarte desde estas líneas para que utilices el Sindicato para trasladar todas tus inquietudes así como invitarte a formar parte de nuestras siglas.
UGT SECURITAS CATALUNYA "UN SINDICALISMO AL SERVICIO DE LAS PERSONAS"

Diego Giraldez Gerez

UGT CATALUNYA FEDERACION DE SERVICIOS UGT CATALUNYA

SECCION SINDICAL UGT SECURITASCATALUNYA

Teléfono de atención 619.05.26.45

jueves, 1 de abril de 2010

Los usuarios del servicio de seguridad: Los grandes desconocidos

En un mundo tan cambiante como el actual, sólo “sobrevivirán” aquellas instituciones que sean capaces de conocer a los usuarios de sus servicios, identificar correctamente sus necesidades y satisfacerlas.  Esta máxima es aplicada tanto a las empresas privadas como a las instituciones públicas cuyo objetivo debe ser prestar adecuados servicios a los ciudadanos.
Trabajar con esta filosofía implica hacer depender las decisiones estratégicas institucionales de los deseos y necesidades de los usuarios reales y potenciales, así como estructurar un proceso de tres pasos. En el primero, las necesidades de los usuarios son investigadas. En un segundo paso, se desarrollan los servicios que satisfagan esas necesidades. Por último, se analiza la satisfacción de los usuarios y se hacen los ajustes que se estiman necesarios.
Dos de los problemas que la ciudadanía considera como los que más gravemente afectan a las instituciones encargadas de la seguridad, principalmente a la policía, son la corrupción y la ineficiencia. En efecto, diversas encuestas de opinión a nivel regional reflejan la percepción ciudadana que las instituciones están afectadas por un alto grado de corrupción y que su actuación no contribuye a proporcionarles seguridad.
Sobre la corrupción, sus tipos, causas, actores e implicancias trataremos en otro artículo ya que su impacto –interno y externo- amerita un análisis especial.
Con respecto a la ineficiencia que se percibe en la actuación policial, un factor determinante –aunque no el único ni el definitivo- es la incapacidad de los mandos para identificar y diferenciar a los usuarios y diseñar servicios a su medida.
Una visión panorámica del tema de seguridad nos permite identificar hasta tres tipos de usuarios de dichos servicios:
• EL ESTADO: con sus demandas de combatir aquellos delitos que ponen en riesgo su seguridad (narcotráfico, terrorismo contrabando, trata de personas, etc);
• LA SOCIEDAD: con sus demandas de mantenimiento del orden público, tranquilidad y paz social que le permita realizar sus actividades (bloqueos, marchas, atentados indiscriminados contra la vida o propiedad de las personas, etc); y
• EL CIUDADANO: con sus demandas de seguridad personal y familiar, así como con otros requerimientos de información, protección y auxilio (robos, hurtos, lesiones, micro comercio de drogas, violencia familiar, violaciones, certificaciones, rescates, informaciones orientativas, etc).
Tradicionalmente las policías de la región se han organizado para satisfacer las necesidades del Estado y de la sociedad –estas últimas más por presión del propio Estado en su afán de ejercer un fuerte control social-. Sus diseños institucionales responden poco o nada a las necesidades de seguridad ciudadana y, por el contrario, privilegian la lucha contra los delitos graves y el mantenimiento del orden público. A esto hay que añadir que la gestión de recursos humanos también tiene la misma orientación. Todo ello explica la poca atención que se brinda a los ciudadanos de a pie.
La elaboración de las políticas institucionales que se aplican a nivel nacional está a cargo de los altos mandos policiales. Esos mismos mandos que han sido designados por el poder político –muchas veces considerando amiguismo, grado de sometimiento o intereses partidarios y no calidades y cualidades profesionales- y por ende, sea por gratitud, compromiso personal o simplemente incapacidad profesional, priorizan aquello que afecta directamente al gobierno de turno o en todo caso actúan respondiendo a la coyuntura.
La cultura organizacional de nuestras policías está marcada por una serie de mensajes y procesos que refuerzan la idea que la institución trabaja para el gobierno y no para el estado. Los incentivos, el progreso en la carrera, la asignación de puestos y otros aspectos que regulan la evaluación de los policías y por consiguiente condicionan su accionar, están estructurados de modo tal que sólo son reconocidos aquellos que realizan grandes intervenciones contra el crimen organizado, importantes alijos de droga o tienen enfrentamientos con terroristas o delincuentes. Están mejor considerados aquellos que prestan servicios en unidades policiales especializadas que los que laboran en comisarías o delegaciones que tienen contacto directo con la ciudadanía.  Aquellos policías que trabajan con juntas vecinales, en oficinas de participación comunitaria, que realizan patrullaje barrial o acciones de prevención del delito no son incentivados ni considerados profesionalmente.
Hace poco en el Perú se discutió el tema de la bonificación a los policías y, entre otras consideraciones para su otorgamiento, se propuso que sólo tuvieran acceso a él aquellos policías que tienen grandes intervenciones o resultan heridos en enfrentamientos con la delincuencia lo cual refuerza la idea que “hay que atender primero al gobierno y luego, si sobra tiempo, a los ciudadanos”.
Cambiar la cultura organizacional de la policía, orientándola a identificar a todos los usuarios, personalizar y diferenciar los servicios y entregarlos con una calidad superior, incluso a la esperada, aprovechar la oportunidad para la innovación y el mejoramiento continuo, actuar de forma proactiva y dinámica, hurgando hasta descubrir deseos, temores y expectativas, así como la aplicación de adecuadas estrategias de relaciones con la ciudadanía deben ser los objetivos de toda policía del siglo XXI.
Perú: Los usuarios del servicio de seguridad: los grandes desconocidosJuan Briceño Pomar
En un mundo tan cambiante como el actual, sólo “sobrevivirán” aquellas instituciones que sean capaces de conocer a los usuarios de sus servicios, identificar correctamente sus necesidades y satisfacerlas.  Esta máxima es aplicada tanto a las empresas privadas como a las instituciones públicas cuyo objetivo debe ser prestar adecuados servicios a los ciudadanos.
Trabajar con esta filosofía implica hacer depender las decisiones estratégicas institucionales de los deseos y necesidades de los usuarios reales y potenciales, así como estructurar un proceso de tres pasos. En el primero, las necesidades de los usuarios son investigadas. En un segundo paso, se desarrollan los servicios que satisfagan esas necesidades. Por último, se analiza la satisfacción de los usuarios y se hacen los ajustes que se estiman necesarios.
Dos de los problemas que la ciudadanía considera como los que más gravemente afectan a las instituciones encargadas de la seguridad, principalmente a la policía, son la corrupción y la ineficiencia. En efecto, diversas encuestas de opinión a nivel regional reflejan la percepción ciudadana que las instituciones están afectadas por un alto grado de corrupción y que su actuación no contribuye a proporcionarles seguridad.
Sobre la corrupción, sus tipos, causas, actores e implicancias trataremos en otro artículo ya que su impacto –interno y externo- amerita un análisis especial.
Con respecto a la ineficiencia que se percibe en la actuación policial, un factor determinante –aunque no el único ni el definitivo- es la incapacidad de los mandos para identificar y diferenciar a los usuarios y diseñar servicios a su medida.
Una visión panorámica del tema de seguridad nos permite identificar hasta tres tipos de usuarios de dichos servicios:
• EL ESTADO: con sus demandas de combatir aquellos delitos que ponen en riesgo su seguridad (narcotráfico, terrorismo contrabando, trata de personas, etc);• LA SOCIEDAD: con sus demandas de mantenimiento del orden público, tranquilidad y paz social que le permita realizar sus actividades (bloqueos, marchas, atentados indiscriminados contra la vida o propiedad de las personas, etc); y • EL CIUDADANO: con sus demandas de seguridad personal y familiar, así como con otros requerimientos de información, protección y auxilio (robos, hurtos, lesiones, micro comercio de drogas, violencia familiar, violaciones, certificaciones, rescates, informaciones orientativas, etc).
Tradicionalmente las policías de la región se han organizado para satisfacer las necesidades del Estado y de la sociedad –estas últimas más por presión del propio Estado en su afán de ejercer un fuerte control social-. Sus diseños institucionales responden poco o nada a las necesidades de seguridad ciudadana y, por el contrario, privilegian la lucha contra los delitos graves y el mantenimiento del orden público. A esto hay que añadir que la gestión de recursos humanos también tiene la misma orientación. Todo ello explica la poca atención que se brinda a los ciudadanos de a pie.
La elaboración de las políticas institucionales que se aplican a nivel nacional está a cargo de los altos mandos policiales. Esos mismos mandos que han sido designados por el poder político –muchas veces considerando amiguismo, grado de sometimiento o intereses partidarios y no calidades y cualidades profesionales- y por ende, sea por gratitud, compromiso personal o simplemente incapacidad profesional, priorizan aquello que afecta directamente al gobierno de turno o en todo caso actúan respondiendo a la coyuntura.
La cultura organizacional de nuestras policías está marcada por una serie de mensajes y procesos que refuerzan la idea que la institución trabaja para el gobierno y no para el estado. Los incentivos, el progreso en la carrera, la asignación de puestos y otros aspectos que regulan la evaluación de los policías y por consiguiente condicionan su accionar, están estructurados de modo tal que sólo son reconocidos aquellos que realizan grandes intervenciones contra el crimen organizado, importantes alijos de droga o tienen enfrentamientos con terroristas o delincuentes. Están mejor considerados aquellos que prestan servicios en unidades policiales especializadas que los que laboran en comisarías o delegaciones que tienen contacto directo con la ciudadanía.  Aquellos policías que trabajan con juntas vecinales, en oficinas de participación comunitaria, que realizan patrullaje barrial o acciones de prevención del delito no son incentivados ni considerados profesionalmente.
Hace poco en el Perú se discutió el tema de la bonificación a los policías y, entre otras consideraciones para su otorgamiento, se propuso que sólo tuvieran acceso a él aquellos policías que tienen grandes intervenciones o resultan heridos en enfrentamientos con la delincuencia lo cual refuerza la idea que “hay que atender primero al gobierno y luego, si sobra tiempo, a los ciudadanos”.